miércoles, junio 29, 2005

La angustia de los que ya están muertos

De mi,
la oscuridad extremada a llanto y canto acogotados,
acumulados en manadas pestilentes y urinarias.
En mi,
dos escorpiones inminentes,
la encomienda de pendones sanguinolentos
y la torva encorvadura de los muertos en destierro

Por mi, desgarrado y perdido,
como quien ha perdido la corona espinosa de los resurrectos,
así enfurecido, aterido, traspasado por los restos,
no quiero, no creo, no veo a Dios entre los nuestros.

¡Ay!, un cuervo sobrevuela mi cabellera,
esta loco, extraviado y enajenado como mi suerte,
estoy asustado, perdido partido en dos,
no tengo cuerpo, no tengo huesos,
sólo tengo angustia.

La angustia de los que ya están muertos.

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