miércoles, mayo 03, 2006

Aquí estamos

Aquí estamos,
"las masas" nos llaman,
tenemos las mil y una caras de la penumbra,
somos los cientos de rostros sofocados por la ubicuidad de las armas.

Estamos dispuestos a sacrificar el miedo por venganza,
y a parir a nuestros hijos a la sombra de un ventanal destrozado.

No tenemos nada que perder excepto la sonrisa desgastada,
excepto la gran acumulación de noches de ojos abiertos
y la multitud de muertos arrumbados en el alma.

Creemos que lo justo no se mide en onzas
y que la miseria es verdad debajo de las camas.

No tenemos niños para los altares
ni hombres para las trincheras oligarcas,
estamos de pie a pesar de la vida,
resueltos como madres,
y no tenemos miedo porque no nos queda,
tampoco tenemos cañones,
sólo piedras asesinas, y un rencor amaestrado.

Ahora vamos por ustedes,
a recorrer con pasos gigantes sus suelos vitrificados,
sus sedas hechas cortinas
y la comida desperdiciada sobre los muebles,
buscamos senderos y atajos que fueron expropiados,
buscamos los cuerpos de aquellos que murieron primero,
y a cualquiera de nosotros que esté todavía arrinconado.

Vamos a cambiar las cosas,
al menos vamos a teñirlas de sangre,
al menos nos van a escuchar
como si fuéramos un cántaro de barro en la lluvia,
un disparo de hambre en el silencio,
un silencio de cobre en medio de la lucha.

A Colombia

La caña deshojada sobre un cementerio de abejas y coleopteros enmudecidos, una larga hilera de noches derrumbadas a la sombra de los días enclaustrados... Hubo una pista, una bala tierna y parturienta de una muerte desgraciada, el infanticidio de la selva hubo que aceptarlo como una herida y no tuvimos más hombres para cortar como tallos ni más mujeres para sembrar como piedras indelebles del camino...
¿Puedo, por favor, llorar de rabia y por olvido?, ¿puedo entonces, si mi país se apaga como crepúsculo,desear otro otoño aún en medio de esta intensa primavera de crespones y medias astas...? ¡Ah desconsuelo!, ¡cuanta patria, cuanto suelo divido!, si los niños se apilan en las fuentes clandestinas con sus ojos vaciados y las esteras sobre el suelo mecen a los muertos olvidados, ¿qué sentido tienen los senderos?, ¿que importancia tiene un día?.

Vida en Vida

Vida en vida me tienes
esperando una verónica de luces
en mi parque oscuro de lombrices.

Vida en vida me tienes
soñando con la muerte advenediza
sacudiéndome la cruda esperanza
estilando con la suerte del que pisa y que no pasa del caudal a la cornisa.

Vida en vida me tomas
como turba en un sitial de codornices
y en la estopa virginal de tus cimientos
depositas el orgullo principal de nuestros restos.

Vida en vida me sustentas
como vino en la vendimia de los tuertos
y la histórica templanza de los necios
sabe a pan, a trago amargo y a templo.

Vida en vida me alientas
a vivir la vida larga de los viejos,
a probar de boca el sexo abierto de los besos.

Muerte en muerte me sazonas,
me arrancas la vida que vivi,
cumples tu promesa,
esa que yo nunca te pedí.