Albergo en un puñado,
cuotas de vida,
que se deslizan a medio camino,
mientras yo, angustiado
destino al artefacto de la envidia
a la visión de que aquellos que aminorados
investidos e ignotos,
disfrutan del caminos y sus premisas,
pero no me olvido de toda la ostentosa
parafernalia de los ricos invisibles
de los torpes adornados como sabios
y de los justos que juzgan a su arbitrio
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