Vino...y era el mismo cielo el que cayó sobre los hombros de la inmensidad de la moneda de la vida,
¡nuestro dólar!, ¡nuestra comida!
Dos hermanos hinchados de muerte y maravillas
mordieron los dientes de un mastín plenipotenciario,
pero ha sido tanta la sangre que de feliz sólo me queda el gesto.
Arena sobre arena se derrumbó nuestro castillo
y en desvestirse se sacó carne, piel y huesos.
Debería sonreír pero tengo atragantados los miles de muertos invitados.
Le ha dolido a quien más dolor nos ha parido,
centavo a centavo parecen saldarse todas sus deudas con nuestros deudos.
Maldito Estados Unidos, te odio y te desprecio por sembrar la muerte entre los nuestros,
pero te aborrezco más por sacrificar de pánico a tus propios hijos
los pequeños,
los que ignoran que tu sales por las noches a robar lo ajeno del ganado.
Centavo a centavo enterrarás tus muertos
y gota a gota voy a llorar por ellos,
pero a ti,
a ti
voy a enterrarte aviones en los huesos!!
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