martes, abril 27, 2010

Marejada

Un reguero de luces y semblantes,
la madreselva del dolor y del placer
se encarama por mis huesos
alfileteando un corazón diseminado,
después de haber anclado mis velas
en tu marejada lasciva y deliciosa,
te he conquistado,
tierra hermosa,
hembra de carne fría y abrazo caliente,
labio de carne espesa y sabor perverso de tabaco,
mujer de cintura y ojos,
he llegado hasta la vena
de tu placer adormilado,
he allanado tu cuerpo y tu memoria,
he viajado por tu piel en un espasmo,
le arranqué a tu alma unos gemidos
y a tu cuerpo la verdad,
logré que cerraras los ojos,
que crisparas tus manos,
que me dejaras anclado en el suelo
olvidado para siempre en el vacío.

No hay comentarios.: